Mi vida. Es mi vida.
No es el paso del tiempo, ni la ausencia,
sino el fluir continuo
del propio pensamiento.
y la certeza extraña de la nausea.
El peso inexcusable
de la libertad que me compromete
y de la soledad
que nos vive en su esfera
y en su claridad triste nos envuelve.
Son mis pasos, derechos
o torcidos, aquellos que me hacen
ser quien soy y como soy
más allá de alegrías,
de penas, de amores y desamores.
Pero busco, buscamos
en el otro la luz que dé sentido
a nuestra propia vida,
a veces tan absurda
en su pasión inútil y apremiante.
Y en el otro morimos
y escondemos la angustia de estar vivos
y solos sin excusas
y sin excusas libres
e inevitablemente condenados.
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