Soneto XXII

Miro el tiempo pasado y el que existe,

y el que llegará ajeno a mi presencia,

y ese otro, que marcado por tu ausencia

en el recuerdo claro aún persiste.

Veo que la memoria se resiste

obstinada, a borrar de mi existencia

lo que algún día fue la pura esencia

de la asombrosa luz que tú me diste.

No son todos los tiempos semejantes,

ni son el tuyo y el mío ese mismo

que ayer nos regalamos anhelantes.

Los dos juntos miramos el abismo

y aceptamos su riesgo desafiantes;

hoy, por tu miedo, todo es espejismo.

Poemas de Primavera X

Reverdece la vida

y entre cristales líquidos esperas

el reverdecimiento

de tu propia existencia

empapada tal vez de ajenas lluvias.

Poco a poco te muestra

el duermevela de la madrugada,

escenas ya perdidas

y tus sombras de siempre

en las que luce un sol de claro anhelo.

Pero al cerrar los ojos,

como una lluvia triste te apareces

y con tu vaga imagen,

vuelve el cielo a nublarse

y vuelve a ser oscura la mañana.

Y no sé qué prefiero,

si seguir el ensueño de tu rostro

o despertar al sol

que ya sin ti me ofrece

generoso otra vida de luz llena.

Solo el fluir del tiempo

dirá con su confuso y leve ritmo,

qué hacer con estos días

que a nada corresponden

y mezclan el hoy y el ayer cansados.

Poemas de Primavera IX

Vivo en un día eterno,
agotador, inamovible, vano,
desde que se parara
el reloj en la tarde
aquella triste de la despedida.

El tiempo no ha corrido
y sigue el sentimiento vivo y claro
como si ayer tan solo
tus palabras amables
hubieran sonado en mi corazón.

Y miro el almanaque
y no comprendo cómo tantas noches
se me han ido vacías
y cómo sin tu imagen
tantos atardeceres me he perdido.

No hay tiempo en la memoria
de lo que fue verdad irrefutable,
ni deja de existir
lo que tan claro dijo
un alma de cristal tan luminoso.

¿No amanecerá nunca
otro día que ponga compasivo
fin a este que sufro
sin esperar ya nada,
sin vivir en su larga persistencia?

Poemas de Primavera VIII

Parole, parole, parole...


Solo sueño palabras,
nada dicen, a nada corresponden
pero recuerdan mundos
que tal vez existieron
y fueron devorados por el tiempo.

Palabras ya sin alma
que tuvieron un día referente,
que dieron su sentido
a la vida, a mi vida,
y que hoy apenas significan.

¡Hacer cosas con palabras
y que de la cosa no quede nada!
Ya lo dijo el filósofo:
al final solo el nombre
queda de lo que fue matería un día.

¿Dónde estarán ahora
las certezas que aquellas palabras
proclamaban seguras
y dónde buscaremos
las emociones claras que nombraron?

Habré de construir
un mundo nuevo, mas no de palabras
sino de sentimientos
de la nada creados,
innombrables, eternos para siempre.

   

Poemas de Primavera VII

¡Plagués a Déu      que mon pensar fos mort,     

                                                                                                                                            e que passàs      ma vida en  durment!

                                               

                                                                                                                                                             Ausias March.

Con las primeras luces,

emerges todavía entre la espuma

de los últimos sueños,

borrosa en la memoria

mas con toda la fuerza del pasado.

Sé que en ese momento

empieza mi batalla, de antemano

contra el falaz recuerdo 

perdida y entregada

por la intensidad cruel de lo vivido.

Mil veces digo "no"

y mil veces asaltas mi memoria

con todas las palabras

que, mil veces escritas,

moldearon mi conciencia hasta anularla.

Yo lucho pero el otro

se recrea en imágenes perdidas,

en vanos argumentos

que a nada me conducen

mas convierten la vida en pesadilla.

Comprendo bien a Ausias

al cantar "Dios quisiera que pasase

esta vida durmiendo

y que mi pensamiento

muerto estuviera", pues noche es mi día.