Para María C. D.
Pero a veces el otro
muestra la plenitud de tu existencia,
refleja en su mirada
la posibilidad
de un mundo nuevo, lleno y con sentido.
Te olvidas de la nausea
y escuchas en sus risas el acorde
claro de lo sencillo,
y el pulso de la vida
en su voz y en su piel y en sus labios.
Dudas del pensamiento
y eliges el sentir sin presunciones,
el dejarte llevar
por lo que nuestra vida
tiene de luminoso y amable.
Tan solo el sentimiento,
verdadero ni falso porque es tuyo,
te trae la certeza
desnuda de palabras,
tantas veces refugio de mentira.
Y decides vivir,
no estudiar el porqué de lo que vives,
y decides amar,
y encuentras en el otro
el único sentido que buscabas.
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