Nada importa tu ausencia
teniendo la certeza de que existes,
aunque no oiga tu risa
ni tus ojos me hablen
ni tus labios tan dulces me acaricien.
Pues, aunque lo desee,
no es tu cuerpo el anhelo de ternura
que de siempre he buscado;
es el albor de tu alma
y la candidez pura de tu esencia.
Nada te pido que hagas,
ni que estés ni que tengas, solo que seas
y que como eres, seas,
para que yo así sepa
que aún tiene la vida algún sentido,
que aún tiene la vida
paisajes de cordura en este caos
absurdo y cotidiano,
que aún puedo confiar
en las palabras, tantas veces falsas.
Seguiré así creyendo
en los seres humanos y en su historia,
pues existiendo tú
también debe existir
un universo nuevo en que habitemos.
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