Es
la belleza el único camino,
-dice
Mann en La Muerte en Venecia-,
porque
según Platón en Fedro aprecia,
es
visible pero es también divino.
Llegar
a la verdad es su destino
y,
en tiempos en que la mentira arrecia,
no
es su busca tarea nada necia
ni
caminar por él un desatino.
Por
él transito yo cuando a tu lado
comparto
la sencilla claridad
de
tu vida, reflejo fiel de tu alma,
cuando
de su belleza enamorado
descubro
estremecido la verdad
en
el dulce sosiego de tu calma.
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