Sé quién soy al final de cada día,
que no tengo nada y todo lo tengo,
que sólo con tu vida me sostengo
y que sólo tu vida es mi alegría.
Sé quién eres y cuál es tu acedía,
también dónde estoy y de dónde vengo,
qué puedo, qué no puedo y qué pretendo,
qué hago, qué no haré y qué haría...
Pero no es fácil ver en los espejos
toda mi desnudez por compañera,
todos mis años rotos y empolvados,
amarillos sicarios que de lejos
clavan sus segundos envenenados
en mi flaca esperanza volandera.
Hola Luis,hermoso soneto, versos sentidos y vividos como la misma vida al leerlos se hacen reales.
ResponderEliminarUn abrazo fraternal de MA.