lunes, 9 de septiembre de 2013

Poemas de verano III

NOCHE DE VERANO

Doblaban las esquinas
como gacelas que huyen del incendio,
el alcohol en los ojos
y en los desnudos vientres
la antigua mordedura de lo absurdo.

¿Qué río las esperaba
de plomo y alquitrán al otro lado,
qué oscuro cazador,
qué bosque ennegrecido
por la cansada noche de lo inane?

Solo luces del alba
que no verán sus ojos de granito,
pálpitos cotidianos
que no tienen su eco
en el valle sombrío de la muerte.

Tras la noche, otra noche
y un cierto desamparo nauseabundo
que despertará apenas
el cartón de sus labios
tan seco, tan ajado, tan inútil.

Y a tropel volverán
a recorrer la calle que no duerme,
volverán a incendiar
de aullidos los zaguanes
y un mandril morirá otra vez en vano.
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