III
Platón y Daphne.
(2013)
Altísimo privilegio
contemplar la epifanía
de lo que solo se intuía
en extraño sortilegio.
Oír el sublime arpegio,
-Verdad, Bondad y Belleza-,
y aferrarse a la certeza
de que ya lo tienes todo
tras amarte de tal modo
que lo demás es tristeza.
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