Cuántas veces grité "lo tengo todo"
y cuántas veces viendo mi penuria
rieron los que creían tener algo
cuando nada tenían que valiera.
Yo he llorado ante algunos paisajes,
me ha sido dado entender la música,
leer al Argentino y a su epígono,
he contemplado las ruinas de Roma.
Leí en mi juventud a los filósofos,
he frecuentado poetas y pintores,
tuve hijos que son carne de mi carne
y alumnos que son alma de mi alma.
He escuchado la Pasión de Bach
y la octava de Mahler en Amsterdam,
subí a Santa María del Naranco
y con Cervantes bajé a Montesinos.
He paseado solo por Valencia,
fui feliz un invierno en Lisboa,
he guardado silencio en Camden Town Square,
me caló la tristeza en Budapest.
Sentí en los Jerónimos a Camoens
y en la cripta de Infantes a Quevedo,
paseé por París junto a la Maga,
he comprado un anillo en Porta Rossa...
Charlé en Berlín con Engels y con Marx,
comí un arroz caldoso en Valdeganga,
he regalado marionetas en Praga,
veneré a Garcilaso en la Provenza.
Fui Gustav von Aschenbach en Venecia,
volví a la infancia en la cripta de Asís,
conferencié sobre el Quijote en Marbug,
leyeron mi Chirbes en Buenos Aires.
Cuanto he podido he amado sin reservas,
con su amistad me enaltecen mis amigos,
no sé qué son ni el odio ni el rencor,
alguien me hizo notar que siempre sonrío...
Vivo. Tengo un amor. Todo lo tengo.
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