y casi ajeno a todo cuanto existe
me alejo con dulzura de este mundo,
en paz y sin saudades de origen fosco.
Solo busco la idea a la que darme
sin reservas, sin miedos, por sí eterna
y mía en cada instante de la vida,
compañera perfecta y sosegante.
No te creó mi pensar desficioso
ni tampoco aquel sueño de belleza;
por el contrario, piel y carne y besos
fueron los fundamentos de esta ascesis
que me permite ahora sin materia
navegar calmo el éter de tu vida.
Gracias,
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