SUEÑO
Déjame, te suplico Amor, la noche,
no prolongues en sueños la alegría
que no tendré ya nunca por el día,
pues tu silencio puso ya su broche.
pues tu silencio puso ya su broche.
Tal vez hice de aquel tiempo derroche
no imaginando que otro llegaría
en el que sorprendente, mudaría
el amable discurso en cruel reproche.
Cuando el versátil dios de ti se olvida,
y ves como tu llaga crece y crece,
solo cura dejándola dormida.
Mi callada actitud no se merece
que el sueño me ofrezca un sorbo de vida
cuando un sorbo de muerte el día me ofrece.
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