domingo, 9 de diciembre de 2012

Poemas de otoño VII


VII

…y déjame morir con mis labios pegados a los tuyos.
 Thomas Mann. La montaña mágica.

Quedabas tras el beso
con tus labios pegados a los míos,
como si con tu presencia bellísima
quisieras hacer carne las palabras
tantas veces leídas:
“imagen humana de agua y albúmina
solo destinada a la anatomía
de la tumba”
                         Y con tu verdad sin límites
y todo el esplendor de tu existencia
revelabas con claridad la mía
tan efímera, tan mortal, tan breve.

¿Por qué no me dejaste morir entonces
con mis labios pegados a los tuyos?

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