domingo, 21 de octubre de 2012

Poema existencial con guiños a J.P. Sartre y Ll. Llach.

Para L.M.G.

Escribo cada noche
los últimos versos de mi historia,
y cerrado el cuaderno,
todo está bien y todo ha terminado.
Si en ese mismo instante me muriera
sabed que nada falta,
que he repasado lleno de ternura
cada línea de mi vida:
en esa está el amor,
la belleza en aquella,
en todas la certeza de que existes
más allá del gris absurdo y cotidiano.
Que en la pasión inútil,
-que para Jean Paul es la vida humana-,
he rondado el abismo
y lleno de miedo y de libertad
en él me he mirado.

***
Me gano así la esencia cada noche
y al despertar de nuevo cada día,
ardua tarea no emborronar lo escrito,
retomo mi trabajo
y nuevamente busco
entre la niebla sutil del otoño
nuevos versos que nada nuevo suman
a lo que ya he vivido
pero prolongan en su persistencia,
el miedo y la alegría,
la claridad y el temor,
la plenitud y el vacío,
el ansia y la ternura,
la duda y la presencia,
la ausencia y el dolor,
que de nuevo me van anocheciendo
para anotar de nuevo cada noche
que han guardado los dioses mi camino,
que a sorbos de soledad,
a veces compartida,
me han acariciado las estrellas,
que limpio y claro ha sido el nuevo día,
que otra vez, de paz y de humildad lleno,
puedo cerrar dichoso mi cuaderno.


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