Si los dueños de la tierra
dicen que la cosecha es escasa,
apretaos el cinturón:
no os libraréis de pasar hambre.
Si los capataces de las fábricas
manifiestan temor ante la coyuntura,
afilaos la punta de los dedos:
tendréis que trabajar día y noche.
Si los paladines de la lucha
ondean las banderas del deber y del honor,
ataos bien las zapatillas:
como hay Dios que os tocará correr.
Si los patriarcas de la virtud
se quejan de falta de ternura,
escondeos bien escondidos:
os lloverán los anatemas.
Y, sabiendo todo esto, vengo y os pregunto:
¿cuánto tiempo dejaréis
(dejaremos mejor dicho)
que caiga sobre nosotros
la solemne injusticia de los hombres?
De "He heredat l'esperança" (1963-1967)
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