No escribo porque te ame,
sino por la certeza de que me amas.
Sé bien que mi silencio
te decepcionaría.
Toma estos versos solo para ti.
(Silencio #1)
No me ha decepcionado
tu silencio. Más allá de las palabras
yo te amo y sé bien
que tú, calladamente,
me amas más allá de los silencios.
(Silencio #2)
La calma de la noche
recuerda tu existencia tan callada.
Escuchándola siento
su fluir transparente
y en la oscuridad leo tus silencios.
(Silencio #3)
Silencio en la llanura,
silencio en los puertos escarpados,
silencio frente al valle,
silencio junto al mar:
todo es silencio cuando tú no estás.
(Silencio #4)
Domingo silencioso
y soleado en la llanura manchega,
tácita evocación
de otros cielos callados
cuya luz baña suave tu hermosura.
(Silencio #5)
Signos, imperceptibles
al oído, me anuncian tu presencia
pero sabe leerlos
mi alma enamorada
que, de nuevo, te da la bienvenida.
(Silencio #6)
Es pesado el silencio
cuando en la madrugada te das cuenta
de que la soledad
a veces está hecha
de palabras que nunca te llegaron.
(Silencio #7)
Tu voz y tu palabra
y tus mails y tus WhatsApps y tus SMS
pueden callar sin duda
pero nunca jamás
todo lo que tu existencia me dice.
(Silencio #8)
Me duele la memoria
y hasta el alma de tanto recordarte
y en el silencio solo
escucho el eco antiguo
de tu lengua dormido en mis entrañas
(Silencio #9)
Junto al silencio blanco
de los copos, se escucha en las pisadas
el crujir de la nieve.
Así suenan en mi alma
tus copos de silencio tan tupidos.
(Silencio #10)
Tantas veces he muerto
como veces callaste misteriosa
mi bisílabo nombre.
Dilo otra vez con fuerza
y me regresarás vivo al amor.
(Silencio último: Ordet, la palabra, Dreyer)
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