Dejar de estar
para estar verdaderamente;
morir en apariencia
para vivir;
cultivar la melancolía,
la soledad;
despreciar al prójimo
como a ti mismo;
pasear por el mercado
sin comprar nada;
deber un gallo a Asclepio;
imitar a Diógenes, el perro:
no querer, no sufrir, no alegrarse;
ser atleta, pensador, ángel...
Y finalmente,
tras Husserl y Sócrates,
Platón y Nietzche,
Fichte y Hegel...
volver a la Poesía,
volver a Valery y a Pessoa
¿y a Zambrano?,
volver a la Belleza que nada explica,
que no enseña pero intuye.
Decir a sílabas contadas
"no soy apenas cuerpo",
"no eres apenas cuerpo".
Escucho a Ive Mendes y te amo.
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